Disolución de las fronteras estatales y de los estados nacionales

Disolución de las fronteras estatales y de los estados nacionales:

Entretejida en un sistema materialista y capitalista de competencia, la existencia de estados nacionales o individuales, y por lo tanto el perseguir de intereses nacionales y de egoísmos, ya sea de carácter económico o social, representa en este mundo una de las causas fundamentales de la existencia de conflictos militares, la opresión, la explotación, la injusticia, la migración forzada y de la degradación del medio ambiente.

Visto desde fuera – y no necesariamente mirando únicamente desde el espacio al Planeta Tierra – es absurdo constatar, que en este diminuto planeta en medio de un vasto universo con miles de millones de otros planetas, la mismísima especie biológica (el así nombrado homo sapiens) – solo una de un total estimado 8.7 millones de diferentes especies en nuestro planeta – haya tomado en posesión toda la tierra, pero luego fragmentándola en casi doscientos (195) estados.

Aquí estos estados individuales tienen fronteras vigiladas meticulosamente, han formulado sus propias leyes, la misma cantidad de constituciones, en su mayoría cada estado tiene ejércitos fuertemente armados, algunos de los cuales acumulan capacidad para la destrucción planetaria. Y todo esto, no para distinguirse de otra especie (por ejemple elefantes..?) o para defenderse contra un enemigo externo (alienígenas del espacio exterior..?), sino que para distinguirse de su propia especie al otro lado de aquellas auto dibujadas fronteras artificiales, con el fin de protegerse de su propia especie o bien diferenciarse de ella !?

Puramente por definición el nacionalismo denota una ideología y movimientos políticos afines que aspiran a crear y asegurar un estado nacional soberano («estado individual») y una identificación consciente y la solidaridad de todos sus miembros con la llamada nación propia. En este contexto, se dice que el descenso, el idioma y una supuesta igualdad de carácter y cultural marcan la identidad. Además, a veces se menciona el argumento cuestionable de los logros de una nación y el orgullo en ella como contribución importante a la formación de la identidad nacional (por ejemplo, el «nosotros somos la nación más grande de la tierra», expresada no sólo por todos los presidentes de Estados Unidos hasta hoy en día). El estado nacional es, pues, un modelo de estado basado en la idea y la soberanía de la nación. En particular, la igualdad lingüística, cultural o étnica se denomina a menudo como condición del estado nacional, aunque, en realidad, no se ha plenamente manifestada en ninguna parte. Las ideas de la nación y del estado nacional también se conocen como construcciones y «no» son condición natural de la convivencia humana.

En este pequeño planeta que ya se ha convertido en muy estrecho para nosotros – necesitamos más y más a acumularnos en mega ciudades porque la gran mayoría de nosotros ya no es capaz de generar suficiente dinero en el medio rural – nos hemos entonces establecidos en estados nacionales. Estos estados tienen, en principio, el objetivo (a) fortalecer la autoestima (orgullo) de su propia nación, independientemente de la definición, y (b) aún más importante, al menos en apariencia llevar su propia gente (por lo general más bien una clase privilegiada) a la prosperidad, y mantener y potenciar este logro. Evidentemente, para estos países es de interés secundario si esta política cause o fácilmente acepte, por dentro y sobre todo fuera de sus fronteras estatales, injusticia social y económica, la explotación humana y del medio ambiente, o, en particular, conflictos violentos y guerras.

La historia y las épocas actuales están marcadas por el nacionalismo y el egoísmo nacional, es decir, la superioridad de los intereses de su propia nación y la superposición de la comunidad nacional sobre los derechos de los individuos y los de otros países. El sistema de estados-nación se ha afirmado como la forma universal de la política sobre todo desde el proceso de descolonización de los años cincuenta y sesenta del siglo 20. Durante todos los siglos se ha tratado siempre de lo mismo y todavía sigue inalterado, sin importar en qué parte del planeta, el empujar de los intereses propios de los estados individuales. Desde la antigüedad hasta los tiempos modernos, es la historia y el presente de la opresión, la guerra, la conquista y la explotación – sólo algunos ejemplos de nuestro presente más reciente: dos guerras mundiales, la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, las guerras del Magreb, Yugoslavia/Balcanes, Oriente Próximo, Irán, Afganistán, Irak, Sudán del Sur, Mali, Somalia, Libia, Siria, etc.

Obviamente, en estos conflictos no sólo los aspectos nacionalistas, étnicos y religiosos pueden desempeñar un papel importante, sino también otros factores, en particular, los intereses económicos (recursos naturales, rutas comerciales, mercados, etc.) e ideologías políticas opuestas – pero no son estas dos razones en última instancia una vez más y nada menos que también intereses nacionales de los estados en guerra? Y no es lo mismo que con todas las guerras de poder, que se manifiestan hasta el día de hoy, en donde terceros países llevan a cabo conflictos en parte también en el interés de otros (EE.UU., Rusia, Reino Unido, UE, Turquía, Irán, Arabia Saudita, etc.)? El derecho de autodeterminación es un derecho fundamental cuando grupos étnicos o religiosos son discriminados dentro o fuera de un país o incluso oprimidos y perseguidos (entre otros kurdos, palestinos). Sin embargo, en muchos de los esfuerzos de conservación y formación de nuevos estados nacionales esto hoy no es el caso – por lo general aquí se trata sobre todo de egoísmos nacionales y, por tanto, nacionalistas, o en algunos otros países de conseguir dominación étnica o religiosa.

Pero en qué todavía nos diferenciamos hoy de las otras personas en otros países – y hay todavía razones para justificar el nacionalismo y la existencia de estados nacionales?

Cuando se habla de las personas en otros países, se dice a menudo que somos de hecho tan diferentes unos de otros. Efectivamente, décadas o incluso siglos atrás las personas en diferentes países todavía estaban fuertemente condicionadas por sus estructuras y rituales sociales y culturales. Sólo hablaban su lengua/dialecto propio, conocían sólo sus propios alimentos, ropa, canciones, bailes, fiestas, tradiciones, uno fue aislado de la realidad de otras naciones, era diferente. ¿Pero hoy? En casi todos los hogares en el mundo hay radio, televisión, teléfono móvil, el mundo está conectado en gran medida a través de Internet, los valores y formas de vida se están más y más alineando. No solamente con un Click – uno puede elegir lo que quiere, y en todo el mundo nosotros solicitamos hoy cosas similares. La oferta de música y películas, nuestra ropa, nuestra comida, nuestra comunicación, prácticamente todo se ha ido globalizándose entretanto – nos hemos convertidos en unos similares en todas partes. La gente en todo el mundo tiene deseos y valores parecidos. Todos queremos dinero y una buena reputación, una casa agradable, buena comida, un bonito coche, un teléfono inteligente moderno, vacaciones, lujo a precios asequibles, buena educación para los niños, una buena atención médica, un alto nivel de seguridad personal, etc. – prácticamente en cualquier lugar del mundo. Así que estamos todavía tan diferentes uno del otro hoy en día? Ciertamente no.

Por supuesto, todavía hay otras cosas, incluso fundamentalmente que nos distinguen unos de otros, por ejemplo, el comportamiento entre hombres y mujeres, o con respecto al medio ambiente y la naturaleza, el uso de la fuerza en la sociedad, la importancia de la religión. Pero incluso estas diferencias muy importantes no son «nacionales», sino características sociales y culturales (dependientes de la clase social, nivel de educación, el entorno cultural local, etc.) o se refieren, como en el caso de la religión (allí, pero siempre menos), más bien a regiones geográficas. También las mentalidades son cada vez más parecidas (por ejemplo, la actitud hacia el trabajo/ocio, el valor y la definición de la familia), ya no existe un prototipo de una nación. Probablemente hayan en la actualidad en el planeta sólo dos pequeñas esferas en que se pueda hablar de un sistema social totalmente diferente, o sea, Corea del Norte como país completamente amurallada del resto del mundo en sus estructuras estrictamente socialistas, y la realidad de los pocos restantes tribus originales (Amazonas, cuenca del Congo), donde prevalece un sistema de clanes y de valores fundamentalmente diferente del nuestro.

Entonces, ¿qué conclusiones podemos sacar?

Una sociedad madura mundialmente solidaria no se puede permitir una fragmentación del hábitat natural disponible y limitado, y la construcción defensiva de sociedades nacionales (Estados). En el mundo globalizado de hoy en día a cualquier nacionalismo, cual quesea defendido, le falta todo fundamento y justificación. La disolución de todas las fronteras y por ello de los estados nacionales, preservando al mismo tiempo la identidad cultural de grupos étnicos-nacionales y sus características, constituye un requisito previo necesario para la creación de un conjunto social planetario sostenible en el Planeta Tierra.

Para que los derechos humanos y los nuevos valores básicos necesarios para toda la humanidad se convierten en una realidad, y se pueda reorientar la sociedad y también correspondientemente los sistemas de producción y trabajo de manera factible, una sociedad globalmente renovada no puede y no debe permitir una segmentación del planeta Tierra en países individuales. Necesitamos una única sociedad global unificada, el único camino para asegurar la paz y la prosperidad para todos de manera permanente y a la vez proteger el planeta del colapso ecológico – esto no es una utopía, pero más bien una necesidad de sobrevivencia.