EL BIENESTAR MATERIAL DE LOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE DESARROLLADOS – a expensas de quién ?

EL BIENESTAR MATERIAL DE LOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE DESARROLLADOS – a expensas de quién ?

En los países económicamente muy desarrollados de Europa, América del Norte, y Japón se define para un obrero no especializado e incluso para un desempleado sin recursos pero asistido por el estado (o sea lo que se considera la capa social más baja de la sociedad) un nivel de vida aun mínimamente aceptable de la siguiente manera:

Nivel de vida aun mínimamente aceptable (Europa Central, América del Norte, y Japón) – Cualquiera/cada familia tenga acceso por lo menos a lo siguiente, o sea que pueda alcanzar lo siguiente como nivel mínimo para obtener una vida digna:

  • Conforme al número de miembros de la familia, un piso sencillo en una finca de estructura física aceptable
  • Electricidad (24 horas)
  • Agua corriente (fría y caliente – 24 horas)
  • Calefacción en invierno
  • Cuarto de baño con lavabo y ducha en el mismo piso/edificio
  • Cuarto de cocina con fregadero, estufa y nevera en el mismo piso/edificio
  • Una lavadora
  • Alimentación suficiente y sana (tres comidas al día – una de estas caliente)
  • Ropa sencilla pero adecuada (conforme al clima)
  • Productos básicos sanitarios para el cuidado físico + detergentes de limpieza para la casa
  • Muebles sencillos pero funcionales, un teléfono, un televisor
  • Atención médica/dentista de base (inclusive rehabilitación, remedios – gafas, prótesis etc.)
  • Seguro contra accidentes (especialmente en el puesto de trabajo)
  • Prestaciones sociales / asistencia estatal en caso de desempleo e indigencia
  • Pago de una pensión suficiente a partir de la jubilación (dependiente del país a partir de la edad de 62/65 años)
  • Educación escolar y formación profesional completada (para si mismo y posibles hijos)
  • Un puesto de trabajo sin peligro para la salud
  • En caso de actividad laboral, un mínimo de dos semanas de vacaciones pagadas
  • (Juguetes y productos de ocio (p.e. bicicleta, libros, computadora, simple equipo de deporte e instrumentos de música), a lo mejor un pequeño coche de segunda mano por familia)?

El nivel de vida arriba así definido representa en los países económicamente desarrollados de Centroeuropa, Norte América y Japón un estándar mínimo al cual tiene derecho cualquier ciudadano o bien, el cual la sociedad o el estado tiene que asegurar a todas las personas del país. Por eso los sueldos y salarios en estos países tienen que estar establecidos respectivamente para que un tal nivel de vida mínimamente aceptable sea de hecho alcanzable para todas las personas (aunque no sea directamente a través el pago de sueldos a la población que tiene trabajo, pero por lo menos a través las prestaciones sociales (del estado/sociedad) al individuo – por lo general financiados por los impuestos recaudados).

Pero como es la situación en el resto del mundo? Seguro que todos nosotros estamos conscientes de que el estándar de vida mínimo definido arriba representa afuera de los países económicamente desarrollados, o sea en África, en la mayoría de los países asiáticos y de América Latina, como también en vastas partes del antiguo bloque del Este, casi siempre nada más que un sueño inalcanzable para la gran mayoría de las personas. En estas regiones de la tierra solamente muy pocos pueden permitirse, aun aproximadamente, un tal nivel de vida.

Sin embargo, muchos productos que se comercializan en los países económicamente desarrollados provienen de países terceros[1], por ejemplo productos de alimentación / productos agro-pecuarios incluso carne/pescado, productos naturales (incluso madera y papel), ropa, calzado, juguetes, productos de plástico etc. Del mismo modo, una gran mayoría de las mercancías producidas, procesadas o comercializadas en los países económicamente desarrollados contienen a menudo unas partes sustánciales de componentes/insumos originarios de países terceros: Materias primas agro-pecuarias (materias básicas vegetales, pero también por ejemple pienso concentrado para la producción animal, productos animales), recursos naturales, productos textiles (p.e. algodón), materias primas minerales, material mineral procesado, fuentes de energía incluso petróleo y gas, caucho, plásticos etc.

Esto significa que una mayoría de los bienes imprescindibles para el alto nivel de vida material en los países económicamente desarrollados – bienes que son y deben continuar siendo económicamente asequibles por parte de sus ciudadanos – contienen no solo materias primas sino sobre todo también mano de obra de países terceros. Sin embargo esta mano de obra no está ni mínimamente remunerada (“protegida”) como aquella mano de obra de los países importadores, o sea de los países económicamente desarrollados. En cuanto se refiera a su nivel de vida, la mano de obra en los países terceros está a años luz de distancia del estándar de vida mínimo de los países industrializados, y por la mayoría de ellos la pobreza, la amenaza personal, e incluso e veces el hambre son dimensiones reales de su vida cotidiana.

Una sociedad moderna, madura y desarrollada no tendría pero que reclamar el mismo nivel de vida mínimo – el cual reclama (inclusive por leyes y la constitución) para sus propios ciudadanos – también para todas las personas en este mundo y abogar por ello de manera explícita? Pero qué pasaría si estas naciones importadoras en realidad insistirían en que la mano de obra de los países terceros – la cual contribuye a la generación y el transporte de los bienes comercializados en las naciones industriales – recibiera un equivalente estándar de vida mínimo (o sea un reciproco sueldo necesario) como los propios ciudadanos?    

Ocurriría lo siguiente: La sociedad (los sistemas sociales y económicos) de aquellos países terceros tendría que incrementar sustancialmente sus ingresos (entre otro, ganancias e impuestos) para poder garantizar, aunque aproximadamente, a sus ciudadanos un tal estándar de vida comparable con el estándar de vida mínimo en los países económicamente desarrollados. En aquellos países se tendrían entre otro[2] que incrementar de manera múltiple los actuales sueldos y salarios; Todos los productos terminados, materias primas y materiales, provenientes de estos países terceros e importados (por los países industrializados) se encarecerían probablemente de manera múltiple.

Una bujía (de coche) por ejemplo que está compuesta entre otras cosas por cobre, níquel, talco, acero/mineral de hierro (de terceros países) dejaría de costar los actuales diez Euros para llegar a más de cien Euros. Los precios para un teléfono móvil o una computadora portátil – que contienen como elementos de construcción entre otros el litio y coltán, materias de alta capacidad de conducción y almacenaje eléctrica – se incrementarían probablemente por varios cientos de por ciento. Cada coche, cada televisión, ropa de algodón, todos los producto terminados importados arriba mencionados, productos de alimentación, materias primas y materiales se encarecerían exponencialmente. Las consecuencias lógicas e inevitables serían evidentes:

  • Un derrumbe de la demanda debido a la explosión de los precios de productos e insumos;
  • Paralización de la producción en gran parte de las empresas industriales y del comercio;
  • Desempleo masivo;
  • Hiperinflación inicial seguido por el derrumbe de las bolsas financieras y por fin del valor propio del dinero;
  • Anarquía y violencia.

Sin embargo los países económicamente desarrollados no pueden y no quieren permitir un tal escenario. Aunque ellos reclaman como mínimo un estándar de vida aceptable para sus propios ciudadanos, no quieren renunciar pero a los productos y servicios baratos/asequibles los cuales efectivamente garantizan su alto estándar de vida – y con esto aceptan el hecho de que en los países terceros la mano de obra imprescindible para estos mismos productos tenga que renunciar a un nivel de vida mínimamente aceptable.

(El hecho de que mundialmente más y más empresas y corporaciones externalizan “legalmente” partes de su producción a países terceros para aprovecharse de la respectiva mano de obra barata, queda mencionado aquí solamente de paso; productos definidos de “Comercio Justo” tienen a lo mejor una buena intención, pero incrementan de hecho solo de manera marginal el estándar de vida de la mano de obra local, y por eso normalmente no merecen este calificativo de ningún modo – sobre todo no garantizan ni aproximadamente un nivel de vida mínimamente aceptable como aquello garantizado tal cual en los países económicamente desarrollados. 

Cuál es la conclusión que se tiene que sacar de este nexo causal de hechos?

Principalmente aquella que se puede conservar a nivel global a una sociedad de competencia capitalista y sus sistemas económicos y sociales solamente con el mantenimiento de disparidades llamativas entre sueldos y niveles de vida, y con esto injusticias sociales sustanciales. Cualquier esfuerzo en asegurar mundialmente justicia social y un nivel de vida aceptable para todos los seres humanos, cuestionaría este mismo sistema y consecuentemente conllevaría su derrumbamiento. El modelo competitivo capitalista necesita desequilibrios y vacilaciones, y por consecuencia está basado en el sostenimiento de la injusticia global.

Para un futuro justo de nuestra realidad global, una nueva visión del mundo con un respectivo sistema económico y social epocalmente renovado son una necesidad elementar – por eso será indispensable romper con tabúes escleróticos.

[1] Países terceros: aquí definidos países que no pertenecen a la Unión Europea, América del Norte, o los países industrializados de Asia – o sea son en particular los países llamados de transición y en vía de desarrollo.   

[2] Más allá de la necesidad de subir los sueldos: por ejemplo, la aplicación de normas internacionales del medio ambiente; medidas socio-políticas para asegurar la seguridad personal etc.